lunes, 6 de febrero de 2012

Cangrejos de río en verano

Pienso en cangrejos de río. Creo que es porque la casa huele a tomate frito, pero no lo sé. Pienso en cangrejos de río y en mi abuelo, y en cómo las tardes de julio las pasábamos junto a las acequias, cogiendo cangrejos. Rojo, me gustaba colgármelos del jersey, hasta que un día me pellizcó uno y me hizo sangre. Dejé entonces de ir a coger cangrejos de río con mi abuelo, aunque siempre íbamos a buscar setas de cardo y a ver el vuelo bajo de las avutardas.
Pienso en contarle a alguien a esto, pero no hay nadie disponible. Están los de exámenes, están los amigos distantes, y los amores estos que me ha dado por coleccionar. Uno no entendería el poder evocador de los olores e intentaría racionalizarlo, tendría que explicárselo todo, hasta que lo entendiera, y entonces ya no tendría sentido que seguir hablando. El otro, llevaría la broma hasta el extremo y tendría que pedirle que parase, que se agotó la gracia. Luego, quedaríamos para vernos en la cama. Supongo que mañana. El tercero, citaría algún poema de un poeta postista desconocido y terminaríamos hablando de amor y literatura, enamorándonos de lo que no somos ni queremos ser.
Quizá, pienso, de nuevo recordando los cielos azules del verano y los cangrejos en cazuela de barro, quizá aquel hombre que me pedía labios por baqueta, quizá, hubiese sabido apreciarlo. Quizá, una canción en mi nombre, llamada Cangrejos de río en verano.

2 comentarios:

Pine Apple dijo...

Coleccionar amores es un hobbie como otro cualquiera, claro que sí:P

Onofre B dijo...

Las cazuelas de barro son las que dejan el mejor sabor en la comida. Cocinemos una avutarda en cazuela de barro (Y sirvámosela a un húngaro)